
Cómo sobrevivir en China sin saber chino
¿Os habíais planteado alguna vez que China es casi tan grande como Europa entera? Y está tan lejos que ni hablamos de las enormes diferencias culturales. Pero lo de la lengua ya… es otro nivel. Sería necesario tratar en algún momento de cómo es trabajar, venir de vacaciones o vivir en este gigante asiático, pero ahora vamos a detallar cómo sobrevivir en China sin saber chino. Que se puede, sí. Y antes de continuar leyendo, sed conscientes de que encontrar a alguien que hable inglés es casi un milagro: en las ciudades más cosmopolitas es más común, claro, pero en las demás, aunque sean de millones de habitantes, es como pedirle a alguien que te cante la Macarena en chino. Aquí van mis consejos desde lo que he ido aprendiendo como residente aquí:
Contenidos
1. Paciencia
Sin intención de exagerar, pero quien ha vivido en China lo sabe: aquí sí que es la paciencia la madre de todas las virtudes. Dependerá siempre de la zona, con más o menos afluencia de extranjeros, pero muchas veces necesitaremos respirar profundamente para que nuestros intercambios sean exitosos: aeropuertos, bares, taxis, hoteles, la misma calle. Incluso en ciudades muy occidentalizadas, como Shanghai, puede ser exasperante la comunicación o el intento de llegar a un acuerdo. En otras ciudades grandes (grandes para nosotros, de millones de habitantes, que no para ellos), y ya ni hablamos de pequeñas o zonas rurales, no han visto a un occidental en su vida o a muy pocos, y somos pura fuente de atracción, lo que supondrá: fotos indiscretas y constantes «hello», admiración, insistentes intentos de conversación por mucho que les hagas entender que no entiendes ni papa e intentos de timo (taxis, souvenirs, comida). Enseguida iremos a ello.
2. VPN
Las VPN (Red Privada Virtual) son conocidas por todo occidental en China, aunque están prohibidas y su uso es multable. Aquí están censuradas multitud de páginas web y aplicaciones: todas las pertenecientes a Google (Gmail, Blogger, Google Drive, Maps, Youtube, etc.) y otras como Whatsapp, Instagram y Facebook. Es decir, están bloqueadas: no se puede acceder a ellas desde la conexión a Internet en China porque el Gobierno las tiene vetadas. Para nosotros, evidentemente, es una tragedia, porque nos limita nuestro trabajo y nos deja prácticamente incomunicados con los nuestros.
Pues para eso están las VPN: son aplicaciones que nos conectan a los servidores de otros países, con lo que podemos conectarnos con normalidad. Por ejemplo, podemos conectarnos a la red de Japón, Inglaterra o EEUU. Eso sí, de vez en cuando desde el Gobierno consiguen bloquearlas. Muchas veces coincide con reuniones importantes del Partido, como una que nos dejó hace unas pocas semanas sin conexión en una marca de VPN durante varios días. Hay aplicaciones de pago y otras gratuitas. Algunas gratuitas pueden ser peligrosas, porque no sabemos hasta qué punto dejan el paso libre a extraños a nuestros dispositivos, con lo que es recomendable informarse antes de utilizar una.
Cuando se masca la tragedia de que no funciona ninguna VPN a nuestro alcance, un recurso como alternativa a las necesarias búsquedas en Google es Bing, que sí está permitido (aunque hace unos meses leí que el Gobierno había prohibido su acceso, pero sigue funcionando, al menos, por ahora). Eso sí: si vas a venir a China, recuerda instalar alguna VPN antes, porque aquí ya no podrás o será muy difícil. Algunas de pago son Express VPN y Astrill VPN; y gratuitas, por ejemplo, Psiphon Pro (ordenador) y Turbo VPN (móvil).
3. WeChat
Es el WhatsApp chino y muchísimo más que eso. Nos permite pagar (hasta en el establecimiento más pobre), enviar dinero a otros, contratar hoteles u otros servicios (de turismo, por ejemplo), pedir comida a domicilio, acceder a links, hacer búsquedas en su red, compartir fotos y mensajes como en Instagram, etc. Para las operaciones que requieren dinero, necesitamos tener configurada una cuenta de banco china a nuestro nombre, pero para todo lo demás podemos utilizar el número de teléfono que tengamos en nuestro país. Y, de hecho, es lo recomendable, porque se supone que ese es el número que siempre mantendrás. Algo muy útil para la supervivencia es que permite traducir los mensajes. En el instante, además, aunque muchas veces la calidad deja que desear.
Para pagar, solo hay que escanear un código QR que tienen prácticamente en todas partes. Hasta en el taxi o en el puesto de comida de metro cuadrado más austero. Muchas veces nos pedirán el WeChat, que para ellos es Wēixìn (y pronuncian /güishí/, más o menos), sobre todo en taxis y bares, por la emoción de tener el de un extranjero. Si queremos ahorrarnos estar usando traductor y no nos importa compartir el WeChat, es una buena forma de comunicación por la rapidez de su traducción y porque ellos pueden usar su teclado con caracteres y nosotros el nuestro. Luego podemos eliminarlos de nuestra red o impedirles ver nuestros momentos y ya está.
4. Traductor

Magia pura. Básico, sabiendo que existe. Hay aplicaciones para el móvil que no solamente nos permiten traducir textos que escribamos, sino que traducen audios grabados en el mismo instante e, incluso, tienen la opción de traducir imágenes. Imagina la situación: una carta en un restaurante sin una sola foto. Ahí entra la aplicación: una foto rápida a la carta y al instante nos da el significado. Se suele utilizar Dear Translate, que antes se llamaba Youdao.
Ahora bien, en muchos restaurantes gusta la literatura: edulcorar los nombres de los platos hasta el punto de que ni los propios chinos saben lo que significa. Usan metáforas, vaya. Pero no siempre y, aun así, normalmente se entiende cuál es el ingrediente principal. Las sorpresas quedan ahí, y podrán pasar (nos ha pasado), pero es parte de la magia. En mi caso, se complican las cosas porque soy vegetariana, así que siempre tengo que ir preguntando si el plato en cuestión lleva carne o no. Este es tema de otra publicación (porque da para rato), pero resumámoslo en que hacer entender el concepto de vegetarianismo en este país es muy complejo.
Si eres vegetariano, este artículo sobre ser vegetariano en China te puede resultar de ayuda o interés.
Experiencias poco agradables
En una ocasión, nuestro traductor nos decía que un plato era bambú y alguna cosa curiosísima que se había sacado la aplicación de la manga (o el literato autor de la carta). Le pregunté a la camarera si era sin carne, pero claro… En el punto 12 explico esta parte. Cuando el plato llegó, eran láminas de algo parecido a bacon. El bambú estaba en el fondo. En otra ocasión, en mi mesa se pidió pollo. Nos trajeron las patas, uñas incluidas. Es un muy suculento plato para ellos (de verdad), quizá no tanto para nosotros, pero no está de más (para el que coma carne) probarlo, por si las moscas.
5. Números
Si no nos importa aprender un poquito de chino, los números deberían ser lo primero (después de las interacciones básicas por educación). Son muy útiles, porque nos los dirán allá donde vayamos: supermercados, puestos de comida, bares, taxis, comercios… Más útiles todavía en aquellos sitios en los que no hay ticket. Además, siempre suelen intentar, para facilitárnoslo, decirnos el número acompañado con un gesto. Lo gracioso está en que tienen sus propias gesticulaciones para los números, así que si no los hemos repasado no entenderemos más allá del cinco. Aun así, es evidente que no es el fin del mundo: compartimos los números arábigos, así que un rápido tecleo en el móvil ayudará.
Por si te interesa, aquí dejo una guía de los números del uno al diez, con su transcripción en pinyin y la representación de los dedos:
6. Idioma universal: gestos e imágenes
Lo del uso del idioma universal parecerá obvio, pero la cosa más sencilla se puede hacer un mundo. Si no quieres vivir pegado al traductor del móvil, más vale darte a la mímica. Algo tan sencillo como pedir una servilleta puede resultar complicado. En un restaurante es muy claro lo que significa el gesto de pasarse la mano por delante de la zona de la boca con intención de limpieza, pero en bares de copas no lo es tanto, y alguna vez alguien de mi círculo se ha visto obligado a hacer gestos menos diplomáticos relacionados con el WC.
Las imágenes son utilísimas. No solamente sacadas de Internet para mostrar algo que queramos o para confirmar una traducción mal hecha, sino fotos que nosotros mismos hayamos realizado. Por ejemplo, cada vez que vamos a un restaurante con carta sin imágenes solemos pedir señalando de fotografías que hayamos hecho en veces anteriores. Rápido y eficiente. Puedes añadir, además, un /chéca/ (zhège) mientras vas señalando cada plato, que es nuestro este/a.
7. Taxi
Lo de los taxis puede ser un show. Primero, porque si no es una ciudad muy importante te mirarán como si fueras un extraterrestre/un mono y te harán fotos sin discreción ninguna como a tal, pero ese es otro tema. Segundo, porque puede ser una odisea que entiendan tu destino y que además te lleven sin dar rodeos para cobrarte más. Pero sabiendo cómo funcionan evitarás muchas situaciones desagradables:
Taxímetro
El de la foto es el interior de un taxi en Jingzhou (Hubei), en la China central. En esta ciudad hay modelos más nuevos, pero son casi todos así. Para saber utilizar un taxi en China, el primer apunte es que, como en todos lados, tienen un contador con la distancia recorrida, el tiempo y el precio. Es fundamental que te des cuenta de si han activado o no el taxímetro (o bajada de bandera) y, en caso de que no, que se lo exijas, porque de no hacerlo significa que te cobrarán lo que les venga en gana.
Da igual que traten de discutir: es su obligación activarlo. En este tipo de vehículos, se activa con el objeto que he rodeado con el círculo rojo de arriba. El de la foto estaba roto, pero es un faro de color rojo que tuercen hacia el interior del taxi, como está en la imagen, para que el tiempo empiece a correr. Lo que señala la flecha roja y no aparece en la imagen es el propio contador. En Jingzhou, por ejemplo, empieza en 5.50 yuanes, lo que en este momento equivalen a 0,72 €. Son muy baratos. Una distancia de 15 minutos puede salir, fácilmente, por 1,11 €. El círculo rojo de más abajo, en la foto, contiene lo que hay en todas partes: un código QR para que puedas escanearlo con WeChat y pagar. Requiere la clave del banco y ya está hecho.
Coger un taxi en China
Es bueno saber que normalmente solo están disponibles los que tienen ese faro rojo encendido, que se puede ver a lo lejos. En ocasiones, llevan a algunas personas y no lo activan porque han acordado el precio con ellos al inicio del trayecto, y podrán seguir recogiendo a otras. De hecho, aunque otras veces lo tengan activado, habrá algunos que sigan recogiendo a gente si su destino les pilla de camino. La señal típica para pedir taxi es colocar el brazo de forma horizontal y sacudir la mano.
Malas experiencias con taxis en China
No tiene por qué pasarnos, pero la posibilidad siempre está ahí. En alguna ocasión he acabado a gritos (chininglishpanish) con algún taxista e incluso bajándome de malas maneras y sin pagar. ¿Por qué? Porque al principio acostumbraba a mostrarles la dirección y que ellos decidieran por dónde ir. Normalmente lo hacían sin problemas, pero había algunos que trataban de desviarse por otro camino para alargar el viaje. A parte de ellos les decía que no y que siguieran por tal sitio y lo hacían sin mayor problema, pero hubo dos veces que se negaron y siguieron por donde les vino en gana. A uno de ellos le dije entonces que parara, le pagué y me fui andando.
Con el otro tuve mucho más conflicto. Parados durante unos segundos en un semáforo, había puesto ya el intermitente para torcer a la derecha y por infinitas veces que le dije que no, que siguiera recto, no me hizo caso. No solo eso, sino que empezó a gritarme. Los chinos, muchas veces, parecen estar discutiendo cuando solamente están hablando con normalidad, pero en este caso el taxista se puso agresivo. Me gritó y yo le grité en respuesta, en chino, que siguiera recto, acompañándome con los gestos. Aun así, giró a la derecha, entre gritos agresivos.
Con casi su mismo tono de voz, le indiqué que parara y abrí la puerta del coche cuando todavía estaba en movimiento. Evidentemente, me fui sin pagarle. Ese era un trayecto que hacía todos los días y no había razón alguna para torcer, más que el capricho del taxista y las intenciones que tuviera. Desde entonces, para hacer ese mismo tramo, dejé de mostrarles la dirección. Les fui dando las indicaciones sobre la marcha. Por eso, conviene conocer:
[Como mi tiempo en China sigue aumentando, son cada vez más mis experiencias y las lecciones que aprendo de ellas. Por eso, te puede resultar también útil consultar el artículo Malas experiencias con taxis en China].
Estrategias para evitar que nos tomen por extranjeros perdidos y atontados
La primera de ellas ya la he nombrado y es asegurarnos de que activan el taxímetro. Solo lo he tenido que pedir en dos ocasiones, una vez montada, pero también lo intentan en algunos lugares negociando el precio de antemano para sacar más provecho. La segunda es haciéndoles saber que tenemos constancia de por dónde vamos y ahí es donde entra Amap, de la que os hablo más adelante. Si el taxista no nos inspira confianza, nada mejor que mantener la aplicación abierta y dejar que suene en algún momento la indicación en chino para que le conste, o ir consultándola de vez en cuando.
Ahora bien, ¡no todo es tragedia! He expuesto los casos más extremos, pero esa no es la norma. Los taxistas suelen ser profesionales y cumplir correcta y moralmente con su deber. Sin embargo, no está de más ser conscientes de que pueden darse experiencias menos positivas.
8. Otros medios de transporte urbano
Los autobuses, por ejemplo, suelen costar entre 1 y 2 yuanes (0,13-0,26 €). El precio del metro depende de las distancias, pero lo máximo que he llegado a pagar por unos 40 minutos, si no me equivoco, han sido unos 6 yuanes, que es todavía menos de un euro, y en otras distancias entre 2 y 4 yuanes. ¡Enseguida te doy las claves para utilizarlos!
9. Tren
En un primer momento, puede crear algo de pánico enfrentarse a una estación de tren, sobre todo si es en ciudades en las que no solo no hablan inglés sino que no hay un solo cartel en ese idioma. Al final, una vez se conoce el procedimiento no resulta tan difícil. ¡Toma nota!
Para comprobar los trenes
Hay aplicaciones en chino, pero yo (sin ánimo de hacerle publicidad) siempre uso Trip, porque está también disponible en español y tiene los horarios actualizados y la disponibilidad de todos los trenes (y aviones y hoteles) en China continental.
Para reservar los billetes
Sinceramente, no suelo reservarlos en Trip porque cobran un porcentaje por pagarlos a través de su web. Solamente lo he hecho cuando quedaban poquísimos billetes y no tenía posibilidad de ir inmediatamente a la estación a por ellos. Presenta un gran inconveniente, porque además de pagarles comisión a ellos luego hay que apañárselas para imprimirlos con tiempo en la estación. Además, los extranjeros solo tenemos posibilidad de imprimirlos en la estación de tren, por lo que si vamos con prisas y no nos sobran los dineros no es lo más deseable. Así que lo que suelo hacer es una captura de pantalla o escribo sus datos tal cual aparecen en la web en un papel y se lo enseño a la persona que esté en taquilla: lugar de origen, de destino, horas, precio en yuanes.
No os olvidéis de señalar el precio para que no os reserven un tipo de asiento diferente al que queréis, ya que hay sin asiento, primera clase, segunda y de negocios, que es la más cara. En los trayectos largos y nocturnos es distinto, pero también con varias opciones: asiento duro, litera dura, litera suave. De verdad, si no estáis próximos a la ruina económica, no escojáis la opción de asientos duros. El nombre le viene de perlas y, de verdad, es terrible.
¡Mucho cuidado al escribir la fecha! Ellos lo hacen en un orden diferente al español, como podéis ver en la foto anterior (justo al revés), con lo que si no lleváis cuidado podéis estar reservando para otro mes. Además, tenéis la posibilidad de comprarlos en otros lugares aparte de en la estación de tren (por si esta os pilla lejos), como en la de autobuses, aunque habrá que pagar una comisión, que puede ser de unos 5 yuanes. Digo comprarlos, que no imprimirlos: como decía antes, si hemos comprado los billetes en línea, luego no podremos imprimirlos en otro sitio que no sea la estación de tren; pero sí podremos comprarlos sin intermediarios en la de autobuses.
En la estación
Nada más llegar, hay que enseñar el billete y el pasaporte y, luego, pasar un control. En él, hay que pasar el equipaje por la típica cinta con escáner y dejarnos cachear/analizar metales. [En el metro también hay que pasar nuestro equipaje o mochilas por un control]. Después, toca buscar el número de nuestro tren en las pantallas. No entenderemos casi nada, pero junto al código del tren y entre caracteres habrá otro número: la puerta. Así que no hay mayor complicación. Vamos a esa puerta (una zona de acceso con el cartel del número o letra de puerta bien grande) y en torno a los 15/10 minutos anteriores a la partida del tren se empezará a formar la cola.
En algunas estaciones, en las pantallas nos podemos encontrar, por ejemplo, que la puerta es la A y la plataforma es la 4. Es decir, hay que mirar alrededor para comprobar si las puertas son números o letras, y cómo encaja todo, en caso de que no prefiramos aprendernos los caracteres de plataforma y compañía. O puede darse que sea en la pantalla de la misma puerta, una vez se está haciendo cola, donde aparezca el número de la plataforma. Esta cuestión varía de una estación a otra, pero la clave parte de que, primero, entendamos lo que dice nuestro billete y, luego, sepamos encontrar nuestro tren en la pantalla y la puerta en la que nos debemos situar. A partir de ahí, la plataforma es mucho más sencilla, porque, de tener algún conflicto, al final la cosa se resume en seguir a la masa.
Es muy importante, dentro de la parte de entender lo que dice nuestro billete, ser conscientes en todo momento del vagón que nos ha tocado, porque a veces se dividen las colas según esa numeración para organizar a las decenas o cientos de personas. Pero, vaya, acabaremos en el mismo tren.
En el tren
Podemos encontrar el número de nuestro vagón en el billete. Para llegar más rápidamente, es interesante saber que normalmente los números de los vagones están escritos en el suelo, junto a las vías, de forma que más o menos coincidan, a priori, con las entradas a esos vagones. También, los números suelen aparecer en una pantalla digital junto a la puerta de cada vagón. Ya solo nos queda encontrar nuestro asiento. Habrá veces que tengamos que esperar a que una persona que estaba sentada en el nuestro se vaya. Esto ocurre porque en China se venden billetes sin asiento, que son mucho más baratos, y las personas que los compran aprovechan asientos libres mientras los haya.
10. Amap
Recordemos que Google Maps está censurado en China. Una buena alternativa es Amap, que tiene página web y aplicación. Está totalmente en chino y, para más inri, en caracteres, que no pinyin. ¡Pero no es razón para desesperar! Claves para su uso:
- Ir a Google y buscar la traducción a caracteres chinos de lo que queremos encontrar (o pedírselo a alguien, claro). Eso sí, muchas veces tendremos que buscarlo en inglés, incluso en el propio Google. Por ejemplo, podemos buscar Wuhan Railway Station, y ya nos dice la maravillosa Wikipedia que se escribe 武汉站. Copiamos y pegamos en Amap.
- Tenemos ya los resultados, pero no entendemos ni papa. Bueno, tan fácil como hacer una captura de pantalla e irnos a ese tesoro que os explicaba antes: Dear Translate.
- En ocasiones, escribir el nombre de algún lugar en inglés en el propio Amap nos servirá para encontrarlo, aunque, sin duda, es un riesgo que puede funcionar o no. Por ejemplo, podemos encontrar aeropuertos.
- En Amap aparecen también (más o menos de la misma manera en que funciona Google Maps en otros países) datos sobre todo tipo de transportes: para ir en autobús, tren, metro, bicicleta, taxi o sucedáneos, a pie… Contiene todas las paradas en caracteres chinos. Puede ser un buen entretenimiento jugar a comparar las rayitas de la parada en la que estamos y de las que nos indica Amap. Habla la voz de la que se ha visto sola en algún metro, con apenas batería, sin suficiente cobertura para VPN y Amap en la mano. De todo se sale, sí.
- También se pueden dejar o leer comentarios en los distintos lugares registrados en Amap (que prácticamente son todos), consultar horarios de visitas o servicios y contratarlos. Por ejemplo, si queremos visitar algún templo importante (no uno de zona rural, claro), seguro que en Amap aparecerá su horario y si ofrece alguna exhibición o visita guiada y a qué precios, que podrían pagarse muchas veces de forma anticipada (y con descuento, en teoría). Todo de nuevo en caracteres, claro, pero para eso tenemos las capturas de pantalla y a Dear Translate.
11. Vocabulario básico
Es evidente que el chino, por su dificultad, es idioma para darle de comer aparte. Que no hay por dónde cogerlo, vaya. Porque ya no es solo que no tengamos léxico en común, sino que aprenderlo supone, prácticamente, aprender dos lenguas: los caracteres y el pinyin. Esto último es la transcripción de los sonidos de los caracteres, y usa el alfabeto tradicional, pero tampoco se corresponde con nuestros sonidos. Además, tiene cuatro tonos distintos, con lo que a lo mejor estamos tratando de pronunciar la palabra más inocente y acabamos diciendo barbaridades sin saberlo. Entonces, es todo un reto y requiere mucho tiempo y esfuerzo. Pero, si no es nuestro caso, siempre podemos recurrir a aprender la pronunciación del vocabulario básico y olvidarnos de cómo se escriba en pinyin y, mucho más, de sus caracteres.
Al inicio de mi experiencia, me di cuenta enseguida de cuáles eran las palabras que se necesitan para sobrevivir en China: interacciones por educación (hola, adiós, gracias, de nada, perdón), las indicaciones más básicas para los taxistas (recto, izquierda, derecha, ahí [rápido, lento]), los números, vocabulario relacionado con la comida (agua, cerveza fría, sin picante [sin carne -en mi caso-, arroz, tofu…]) y expresiones básicas diarias (sí, no, no quiero, no hay, no entiendo).
Bù yào là jiāo
Destaco «sin picante» porque podemos morir en el intento de comernos cualquier plato que en muchas zonas de China se come con la mayor naturalidad. Se dice /bú yáo látsao/ (bù yào là jiāo en pinyin) y significa que no quieres guindilla o pimienta. En la vida real, diría que lo aplicamos para todo, porque hacen muchas mezclas de salsas que pican como demonios y suelen llevar esos ingredientes. No tengas tampoco el valor de señalar que «muy poco picante», porque es un concepto que no entienden. Arderá como el infierno. Y ya si hablamos del contexto del Hot Pot (huoguo) es para santiguarse.
Hablaremos del Hot Pot en otro momento, pero aquí os dejo una foto de una vez que pedí «con muy poco picante». Este tipo de comida china consiste, por resumir, en distintos alimentos que vamos hirviendo y comiendo en ollas como esta (nosotros controlamos el fuego). Podemos elegir el contenido base de la olla, como champiñones o verduras. El que veis abajo a la derecha se suponía que era el que he dicho de «con muy poco picante». ¿Veis el color rojo? Dos veces traté de probarlo. No comprendo cómo un ser humano puede soportar ese nivel. Si no estáis entrenados, huid de todo rojo.
Ting bu dong
«No entiendo» se pronuncia /tím butón/ y se escribe ting bu dong. Es una manera de explicar que le estás oyendo pero que no entiendes el idioma. La mayor parte de las veces, por mucho que lo repitas, te seguirán hablando. Es como si tuvieran la concepción de que si has sido capaz de decir esa frase puedes hablar más chino. O como si no fuera posible no entenderlos, concepción que se explicaría si tenemos en cuenta la poca proyección que tienen desde fuera de China hacia dentro y lo raro que les resulta que alguien no sea chino/no hable chino. De hecho, más de una vez te escribirán los caracteres como si pudieras entender eso, pero no la lengua oral. Esto último, aparte de justificarse por lo anterior, diría que también tendrá que ver con los dialectos en China: en muchos lugares comparten caracteres, pero luego suenan totalmente diferentes.
No te mosquees demasiado si cuando dices alguna frase en chino, como esta última, se ríen a carcajada limpia. Es bastante habitual. Para nosotros quizá sea una falta de respeto, pero por las veces que nos lo han hecho para ellos no lo supondrá. Quizá. Se ríen y repiten la frase que has dicho (varias veces). En ocasiones, yendo en taxi, por ejemplo, me ha ocurrido que incluso han mandado un audio a continuación a alguien volviendo a repetir la frase y muriéndose de risa. No son casos aislados, así que, si te acercas por alguna parte no muy frecuentada por occidentales, ¡paciencia!
12. Otras curiosidades necesarias
Volviendo al tema del inglés, es curioso que muchos no sepan decir más que hello, pero luego sepan lo que significa WC. No conocen lo que quizá nosotros utilizaríamos más, como toilet, pero, sorprendentemente, en muchos lugares entienden la pronunciación de ese acrónimo.
Algo que lleva a muchísimas confusiones y que os recomiendo encarecidamente que evitéis son las preguntas de respuesta cerrada. Es decir, no les preguntéis nada cuya respuesta pueda ser sí o no. Por dos razones: la primera es que algunos de ellos te responderán afirmativamente para no demostrar que no te han entendido, para no quedar mal o para no complicarse; la segunda es que no siguen el mismo sistema de afirmaciones y negaciones que seguimos nosotros. Es decir, a una pregunta a la que en España responderíamos que no, ellos dirían que sí, y ambos nos estaríamos refiriendo a lo mismo.
Por ejemplo: «¿No tenemos clase al final?». «Sí», diría una persona china, refiriéndose a nuestro «no, no tenemos clase». Confirman el mensaje de la oración diciendo que sí: sí, no tenemos clase. Por eso, cuando antes os decía que para un plato pregunté si tenía carne o no y no comprendimos bien la respuesta, fue en parte debido a esto.
¡Hay tantísimas cosas que apuntar sobre cómo apañárselas en China sin hablar chino! Pero quizá me haya alargado ya demasiado. En cualquier caso, si quieres conocer más cosas sobre este país, puedes acercarte a algún templo milenario y rupestre, budista o taoísta, algún museo, memorial, alguna estatua gigante o incluso a algún Buda colosal o a la Ciudad de Hielo. En todos ellos entenderás mejor su cultura, su sociedad y las muchas contradicciones que las acompañan.
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