Europa,  Grecia

La Acrópolis de Atenas

Es la más importante de todas las acrópolis griegas y, sin duda, en la que primero pensamos al escuchar «acrópolis», que sencillamente significa ‘ciudad alta’ (‘en la cima’). Se ve desde buena parte de la capital y está rodeada por todos sus flancos de barrios muy turísticos y comerciales, llenos de restaurantes, bares y tiendas. Tanto de día como de noche supone una vista preciosa, pero cuando oscurece se ilumina y es un verdadero placer subir los paseos que hay en sus costados teniéndola a ella como telón de fondo (por no hablar de sentarse en alguna terraza a sentir el fresco veraniego de la noche -fresco algo relativo, la verdad- mientras se toma una cerveza griega).

Si viajas a Grecia, no cabe no visitarla. En mi caso particular, pagué 65 euros a una guía turística para ver parte de la ciudad en autobús y después recibir explicaciones viendo la Acrópolis, pero sinceramente me sentí estafada, porque sacan el máximo provecho de los turistas a cambio de poco (no creo que las breves explicaciones que la guía dio valgan ese dineral). Así que barajad bien las opciones que encontréis si queréis ser guiados en los alrededores del Partenón, pero no dejéis de ir (eso sí: hay que pagar entrada; los trabajos de mantenimiento y reconstrucción lo merecen).

El calor es un factor importante allá arriba en verano, pero corre bastante el aire (acabarás blanco/a de arena), al igual que el exceso de turismo. Ve con la idea de que vais a ser muchos y de que las colas para entrar van a ser importantes, así como las oleadas de gente arriba. Pero insisto: merece la pena.

 

 

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